ENVASES: CUANDO EL MARKETING VERDE REEMPLAZA LAS RESPONSABILIDADES

  • Los envases y embalajes representan cerca del 60% del volumen de los residuos domiciliarios.
  • Dos litros de agua embotellada que supone salud, juventud y vitalidad para el consumidor, es un negocio para la marca envasadora al tiempo que  representa un gran costo para el Estado  quien debe hacerse cargo de la basura generada.
  • El principio de “Responsabilidad Extendida al Productor” implica que quienes hacen un negocio introduciendo toneladas de productos envasados al mercado incluyan entre sus costos el residuo que generan.
  • La responsabilidad extendida al productor es un principio hoy vigente en regulaciones de muchos países del mundo, incluidos nuestros vecinos como Chile, Uruguay y Brasil.

Por Consuelo Bilbao @cebilba 

Los envases y embalajes son una de las causas principales de las toneladas indiscriminadas de residuos domiciliarios que generamos a diario. Si observamos nuestra bolsa de residuos aproximadamente el 60% del volumen corresponde a los residuos de envases y embalajes. Esto responde al modelo de hiperconsumo y descarte donde cualquier cosas que compremos viene acompañada de un envase que será descartado antes que terminemos de disfrutar/consumir  el producto. Dos litros de agua embotellada  que supone salud, juventud y vitalidad para el consumidor, será un negocio para la marca envasadora, al tiempo que  representa un gran costo para el Estado (quien tiene que gestionar el residuo) y un alto impacto para el ambiente, ya que sus residuos pueden perdurar por siglos en el planeta.

No se trata de demonizar a los envases, claro está que su función es importante, extiende la vida útil de muchos productos y  permite su consumo en condiciones de salubridad e higiene. Aquí la idea es identificar quienes lucran con el impacto ambiental que el residuo de envase genera, quienes pagan el costo de su impacto y como se puede mitigar.

 Cuando se discute una Ley de gestión de Envases, estamos hablando nada más y nada menos de quienes se harán cargo legal y financieramente de estos residuos. Actualmente quienes afrontan y pagan la gestión de los envases son los municipios a través de la gestión de los residuos domiciliarios. Esa gestión representa uno de los costos más importantes del presupuesto municipal, estimándose en un rango del % 5 al %25 del presupuesto, absorbiendo una porción importante de los recursos municipales[1].

Avanzar en un política de gestión de envases bajo el principio de la “Responsabilidad Extendida al Productor” implica que quienes hacen un negocio introduciendo toneladas de productos envasados al mercado incluya entre sus costos el residuo que generan. Este principio no responde únicamente a la equidad económica en la gestión de la basura, sino también a un sentido preventivo, para generar menos residuos. Si las empresas que ingresan miles de botellas por día al mercado tienen que pagar por cada residuo que generan, buscarán la forma más adecuada para disminuir ese coto, en otras palabras minimizar la basura indiscriminada que  generan.

 Como muestra una revista del Instituto Argentino del Envase del año 1995[2], hace más de 20 años que se viene discutiendo sobre la regulación de los envases, sus impactos y las responsabilidades. En ese año ya se planteaba sobre cómo organizar el sistema de gestión diferenciada y quien debería pagarlo. Son muchos los actores que intervienen en la producción de envases: quienes los diseñan, los que hacen la materia prima, quienes los producen, aquellos que fabrican un producto que necesitan envasarlo y el distribuidor, entre otros. Sin embargo, hay un actor clave que determina esa cadena de producción, las grandes marcas de consumo masivo. Son ellas quienes deciden las cantidades, el diseño, el tamaño y los materiales que serán utilizados para envasar sus productos. Por tanto son las empresas envasadoras quienes determinarán la cantidad de basura que se ingresa al mercado.

 La responsabilidad extendida al productor es un principio hoy vigente en regulaciones de muchos países del mundo, incluidos nuestros vecinos como Chile, Uruguay y Brasil. Las grandes corporaciones en el mundo se hacen responsables financieramente de los residuos de envases que generan, sin embargo aquí en la Argentina siguen resistiendo a una política de envases. La contracara son las pregonadas campañas de responsabilidad social empresaria, donde las grandes marcas se muestran sustentables, cada vez más verdes, solidarias y preocupadas, haciendo políticas de inclusión social con el reciclaje. Invierten en estas campañas mientras le dan la espalada al verdadero compromiso que debieran asumir: ser económica y legalmente responsables con la basura que generan, afrontando de manera solidaria con los municipios, los gastos que generan los más 15 millones de botellas plásticas[3] que se comercializan a diario en nuestro país y que terminan impactando como basura por falta de una gestión diferenciada de los envases.

[1] Observatorio Nacional de Gestión de Residuos Sólidos Urbanos (MADS), Proyecto Nacional para La Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos BIRF 7362 AR, Grupo Arrayanes,  Julio 2011.
[2] IAE, Envases y Medio Ambiente, Boletín N°8, abril 1995.
[3] https://puntoverdeblog.net/2016/08/01/ley-de-envases-una-deuda-pendiente/

 

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