- Los paradigmas de economía circular y basura cero promueven la visión de los residuos como recursos y obligan a repensar conceptos como el de “producción limpia”.
- En nuestro país los programas de producción limpia suelen enfocarse en el cumplimiento de la norma ambiental requerida para vuelcos, tratando sus residuos a final de tubería.
- Para hacer efectivo el paradigma de economía circular deben priorizarse políticas de producción limpia, que busquen la sustitución de tóxicos en la fuente.
- En Argentina hay pocos avances sobre la identificación, inventario y priorización de las sustancias toxicas que deben ser eliminadas de los procesos industriales.
Por Consuelo Bilbao @cebilba
En los últimos años emergieron los paradigmas de “economía circular” o “basura cero” que promueven la visión de los residuos como el aprovechamiento de recursos y energía que están en los productos. Este enfoque, que deja de ver a los residuos como un problema, necesita que estos recursos preserven su calidad y se mantengan en el circuito económico el mayor tiempo posible. Como el cambio es cultural, es tarea de los gobiernos guiar a la ciudadanía a cambiar sus hábitos de consumo y promover el diseño solo de productos que pueden ser reutilizados y/o reciclados.
Una “economía circular” implica el diseño y la gestión de productos que de manera sistémica eviten los volúmenes y la toxicidad de los residuos, buscando recuperar y conservar todos los recursos, evitando la quema o la disposición final.
Estos paradigmas obligan a revisar algunos conceptos, como la responsabilidad extendida al productor (REP) y la producción limpia. La REP promueve la responsabilidad legal y económica del productor (fabricante) para todo el ciclo de vida de su producto, incluyendo cuando este se transforma en residuo. El concepto promueve el eco-diseño (productos sin tóxicos, más durables y de fácil reutilización y/o reciclado) y la gestión y tratamiento de los residuos por parte del productor. Sin embargo, algunas experiencias en Europa se han centrado más en la etapa de gestión y tratamiento que en la de eco diseño, por tal sentido hoy el camino hacia la economía circular ayuda a reforzar el enfoque del eco diseño.
Algo similar sucede con los proceso de producción limpia en Argentina, que si bien considera y toma el principio de prevención, en la práctica suelen ser programas para que las industrias cumplan con la norma ambiental requerida para vuelcos y/o emisiones, tratando sus residuos a final de tubería.
En nuestro país, hay pocos avances sobre la identificación e inventarios de sustancias toxicas en los procesos industriales y las consecuentes estrategias que tiendan a la eliminación de las sustancias peligrosas a través de la sustitución por nuevas opciones más amigables. Sin embargo, solo a través de esta mirada preventiva en la producción industrial es como podrá hacerse efectivo el paradigma de economía circular tan en boga en los últimos años.
En la década del 80’ la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos definió a la prevención de la contaminación como la principal política ambiental y señaló: “Por lo general, no se aprovechan las oportunidades de reducir la contaminación en su fuente debido a la legislación vigente y los recursos industriales que se requieren para cumplir con dicha reducción se focalizan en el tratamiento y destino final, en lugar de focalizar en la reducción desde la propia fuente; las empresas necesitan información y asistencia técnica a fin de superar las barreras institucionales que se presentan al procurar adoptar tácticas de reducción en las fuentes”[1]. Luego el Congreso de Estados Unidos sanciona en 1990, la Ley de Prevención de la Contaminación que establece la definición de prevención o reducción en la fuente para impulsar la sustitución del uso de sustancias toxicas.
Es clave apuntar a estrategias que disminuyan los usos de sustancias toxicas o cualquier tipo de elemento que en el mercado más tarde no podrá ser reutilizado y o reciclado. De manera conjunta a las políticas de eco-diseño, deben impulsarse procesos de producción limpia que se enfoquen hacia la eliminación de las sustancias toxicas en las cadenas de producción.
En este camino es necesario identificar y clasificar las sustancias peligrosas que son utilizadas en los procesos industriales por sectores y establecer una lista de sustancias prioritarias a ser eliminadas y que hoy tienen sustitutos en los mercados internacionales.