- Las frutas y verduras se encuentran al tope de los rankings de los productos más contaminados por pesticidas.
- Un reciente estudio sobre alimentos en España muestra que el 45% de las frutas y verduras están contaminadas por pesticidas, mientras que las carnes un 4% y los pescados no evidencian contaminación.
- En Argentina hay presencia de contaminantes de plaguicidas en fruta y verduras por encima de los límites permitidos, además tóxicos como el Endosulfán prohibidos desde 2013.
- La Defensoría del Pueblo de la Nación señaló las dificultades para acceder a la información sobre el uso de fitosanitarios y remarcó la ausencia de un organismo nacional que la centralice.
Por Consuelo Bilbao
En los últimos años las dietas vegetarianas ganaron numerosos adeptos debido a sus beneficios para la salud, que indican que a menor consumo de carne baja el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer. Sin embargo, las virtudes naturales de los vegetales se ven amenazadas por las prácticas productivas, que los colocan al tope de los rankings de los productos más contaminados por pesticidas.
El reciente estudio “Directo a tus hormonas” sobre residuos de plaguicidas en los alimentos españoles, señala que el 28% de los productos analizados tiene presencia de estos tóxicos, porcentaje que se eleva hasta el 45% para el caso de frutas y verduras. Los 10 productos más contaminados corresponden a frutas y verduras, detectándose en este grupo de alimentos 119 tipos de plaguicidas. El 33% de los cereales tiene presencia de agrotóxicos, mientras que los pescados no evidencian contaminación de plaguicidas y el 96% de las carnes tampoco. El informe concluye que también se encontraron plaguicidas en alimentos de producción ecológica.
Si bien la presencia de estos agrotóxicos en muchos alimentos estaría dentro de los límites legales, el informe argumenta por qué estos límites establecidos no protegen la salud de la población frente a los plaguicidas con capacidad de alterar el sistema endocrino, dado que estos disruptores pueden ocasionar efectos a dosis de exposición muy baja. Los efectos sobre la salud pueden ser daños al sistema reproductor, cáncer en órganos hormo-dependientes, diabetes, trastornos del sistema neuroinmunológico y enfermedades cardiovasculares, entre otras.
En Argentina la situación podría ser más grave aún. El estudio “Plaguicidas. Los condimentos no declarados” realizado por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) en 2015 sobre verduras de hoja verde, hortalizas y cítricos indicó que el 76,6% de las muestras tenía algún tipo de plaguicida y el 7,7% estaban por encima del límite permitido. Además, uno de los plaguicidas más detectado fue el Endosulfán prohibido en la Argentina desde 2013.
No solo los consumidores se exponen diariamente a estos químicos que la industria de los fitosanitarios presenta muchas veces como inocuos, sino también los productores que conviven y los manipulan a diario sin conocer sus reales riesgos.
La Defensoría del Pueblo de la Nación en su Informe “Niñez y Riesgo Ambiental en Argentina” señala que abordar la problemática de la contaminación por plaguicidas presenta una gran dificultad, debido a las limitaciones en la información. Resaltan la ausencia de un organismo nacional que genere o centralice la información actualizada sobre el uso de agroquímicos: qué se aplica, cuánto, cuándo y cómo. Además, recomendó modificar la metodología utilizada para la clasificación de toxicidad de los productos, para que se abarquen todos los daños a la salud que los productos agroquímicos pueda ocasionar, no solo los agudos y letales, sino también lo que hacen a subletales y a efectos crónicos por la exposición prolongada en el tiempo[1] .
Hoy en día las tendencias de consumidores y gurúes orientados hacia las dietas vegetarianas y alimentación saludable, que con buenas razones cuestionan los productos cárnicos y los alimentos procesados, promueven y militan los alimentos orgánicos, pero poco demandan o cuestionan los controles y regulaciones que puedan garantizar una alimentación segura para toda la población.
[1] Resolución 147/10 de la Defensoría del Pueblo de la Nación