El #APAGÓNAMBIENTAL

Por Consuelo Bilbao y María Eugenia Testa

Finalizó el año 2016 y el balance en materia ambiental arrojó un saldo negativo, y por su parte el inicio del 2017 no augura grandes cambios. A esto debemos sumar que el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos da mayores libertades a aquellos sectores políticos y productivos que no han tenido nunca al ambiente como prioridad.

Si bien a finales de 2015 la creación de un Ministerio de Ambiente y el cambio de posición a nivel internacional de la Argentina en materia de cambio climático fueron unas primeras señales alentadoras, con el correr de los meses las expectativas se fueron diluyendo y transformando en críticas.

En materia de cambio climático, Argentina hizo todos los gestos protocolares: firmó el Acuerdo de París, lo ratificó y arregló su contribución en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Y si bien se creó el Gabinete Interministerial de Cambio Climático, no existe una política concreta para luchar contra el calentamiento global.

A pesar de que uno de los mayores impactos del cambio climático es el retroceso de los glaciares,  la ley nacional sigue sin aplicarse en zonas clave, donde actividades como la minería acentúan más el problema, por ejemplo en San Juan. Como agravante, el Poder Ejecutivo ha estado trabajando en el borrador de una nueva reglamentación de la Ley de Glaciares que se especula será menos restrictiva para actividades extractivas en zonas protegidas. En el borrador de decreto se establece un nuevo estudio a realizar que no está contemplado en la ley, el de significancia hídrica, que excluiría de la protección a algunos tipos de glaciares ya incluidos en las cuencas inventariadas y que quedaría en manos  de los privados.

El despegue de las renovables intenta equilibrar la balanza. Se reglamentó la modificación a la Ley N° 26.190 y se realizó la primera licitación en el marco del programa RenovAr. De los 1.000 megavatios (MW) originales que iban a licitarse, se terminaron adjudicando 2.423,5 MW de energía renovable (mayormente solar y eólica), que deberían sumarse al sistema nacional entre 2017 y 2018.

Además, varias provincias avanzaron en su propia legislación de generación distribuida de energía de fuentes renovables y el Congreso de la Nación inició un proceso de consultas y negociaciones para tener una ley nacional de estas características para este año.

La gestión por el saneamiento de la Cuenca  Matanza-Riachuelo estuvo paralizada durante el 2016. La poca capacidad de gestión y coordinación de ACUMAR quedó evidenciada en la Audiencia Pública que convocó la Corte Suprema de Justicia de la Nación en noviembre pasado. A su vez, la restructuración del Plan Integral de Saneamiento Ambiental, presentada el año pasado, no cuenta con un diagnóstico de situación, no define objetivos específicos de recomposición ambiental, ni establece medidas concretas para dejar de contaminar. La situación de la cuenca del río Reconquista está en similares condiciones.

La protección de los bosques también cayó en desgracia, la partida presupuestaria asignada para 2017 es la más baja desde su conformación en el año 2010. En una primera versión, el presupuesto cubría sólo el 3,8% de lo que le corresponde de acuerdo a la Ley 26.331 (Ley de Bosques), aunque luego, por iniciativa de legisladores, la partida se duplicó.

A su vez, algunas provincias iniciaron una revisión de sus ordenamientos territoriales de bosques nativos, siendo el caso de Córdoba el más escandaloso. En un proceso cuestionado, el gobierno de Córdoba intenta aprobar una nueva ley provincial para alterar el ordenamiento territorial vigente con el objetivo de disminuir la poca superficie boscosa que queda aún.

A esto se suman los cambios presupuestarios y de estructura del Plan Nacional de Manejo del Fuego a nivel nacional y sus notables consecuencias.

Los humedales no corren mejor suerte. A pesar de que a principios del 2016 el presidente Mauricio Macri anunció que enviaría al Congreso un proyecto de ley para su protección, el oficialismo trabajó para flexibilizar un proyecto que ya había ingresado en la Cámara de Senadores. Al final se llegó a una media sanción que no incluye los instrumentos clave para ordenar el territorio de manera racional, como la moratoria, entre otras grandes falencias. De ser sancionada, esa ley no cambiará significativamente la situación de estos ecosistemas.

En materia de gestión de residuos el 2016 tampoco se destacó. Mientras que  el mundo avanza en políticas que apuntan a la prevención en la generación de residuos y su recuperación, mediante la aplicación de normativa específica y principios clave como la responsabilidad extendida del productor, en nuestro país los proyectos de ley como el de envases y embalajes o de residuos electrónicos duermen en el Congreso esperando las observaciones del  Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación (MAyDS).

Días atrás, la Secretaría de Control y Monitoreo Ambiental del MAyDS comunicó como un gran logro la exportación de 10 toneladas de pilas recolectadas en 2008, demostrando la falencia que aún existe en materia de gestión de residuos especiales.

En materia energética, el avance de las renovables tiene una contra cara oscura. El gobierno continúa con las obras pautadas por su antecesor en materia nuclear, grandes represas y fósiles no convencionales.

Durante el año que pasó, las comunidades y organizaciones locales, como los vecinos de Malvinas Argentinas y las comunidades de San Juan donde lo territorial juega un peso importante, jugaron un rol preponderante en las discusiones ambientales. Por su parte, las grandes organizaciones ambientalistas vienen teniendo poca incidencia en la agenda ambiental y han flexibilizado su discurso, reduciendo su accionar a las redes sociales. Teniendo en cuenta los avances sobre temas sensibles y conquistas de la sociedad civil, las organizaciones deberán analizar seriamente su presente para volver a desempeñar el rol que supieron tener, cuando generaban cambios verdaderos y auténtica presión pública. La urgencia del momento se los exige.

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